
...Dice la leyenda que, una mañana, en el bazar de palacio, nada más verla, sus ojos se clavaron en ella. Era muy guapa, como una imagen sacada de una miniatura persa. Estaba sentada detrás de su puesto, rodeada de sedas y cuentas de collares cuando se le acercó el príncipe. Le preguntó que cuánto costaba un trozo de cristal tallado que brillaba entre un montón de pedrería. "¿Esto?..¡Tú no tienes dinero para pagarlo! Es un diamante", le dijo ella. Cuenta la leyenda que Shah Jehan le entregó entonces diez mil rupia, que era una cantidad exorbitante, dejando a la muchacha boquiabierta. Quizás fuera su desparpajo o su belleza: algo en ella le habia cautivado. La cortejó durante meses y al final consiguió casarse con ella. Le puso el nombre de Mumtaz Mahal "la elegida del palacio".
(...)
Después de diecinueve años casados, ella murió de parto, al dar a luz a su decimocuarto hijo. Tenía treinta y cuatro años. Dicen que durante dos años el emperador guardó luto riguroso, sin lucir joyas ni trajes suntuosos, sin participar en fiestas ni banquetes y sin siquiera escuchar música. Para él la vida dejó de tener sentido. cedió el mando de las campañas militares a sus hijos, y se dedicó en cuerpo y alma a construir ese mausoleo a la memoria de su mujer. Se llamaba Taj Mahal, una abreviación del nombre de la emperatriz. dicen que ella, en su lecho de muerte, le habría susurrado la idea de erigir un monumento "a la felicidad compartida". Ahora siguen juntos, en una cripta bajo la cúpula blanca.
No dejaba se ser paradójico que el monumento considerado en el mundo entero símbolo supremo del amor entre un hombre y una mujer hubiera sido concebido y ejecutado por un hombre cuya religión le autorizaba a compartir el amor con varias mujeres. Pero como anita ya sabía, el amor no conoce fronteras, ni tabúes , ni razas, ni religiones...
1 comentario:
Hola Sara,
Es precioso, que romántico...
Como tú.
Besos,
Eva Pitera
Publicar un comentario